Es un poema muy bonito de Miguel Hernández. Lo escribió cuando estaba en la cárcel.
El sufría por su hijo, que nada más podía comer pan y cebolla.
Es un poema de sufrimiento por su hijo. Me ha parecido que el se preocupaba de él y nada más pensaba en él, en su hijo.
Nerea Flores Lara
miércoles, 28 de abril de 2010
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