Érase una vez, hace mucho tiempo existieron una pareja de mellizos que eran un poco diferentes a los de su barrio. El niño se llamaba Juan y la niña Elena. A él le gustaba jugar al fútbol y a ella saltar a la comba; los dos veían muy tonta la actividad del otro.
Un día de lluvia, Juan estaba con su hermana en el inmenso cuarto que tenían para ambos. Elena estaba saltando a la comba y Juan la miraba con inquietud. Hasta que reventó y dijo:
-¿Me dejas probar a mi?
-Claro-dijo Elena.
Juan agarró la comba con inquietud y empezó a saltar. Al principio no tenía práctica,pero a partir de ese día empezó a saltar todas las noches.
Cerca ya de navidad,Elena harta ya de ver a su hermano saltar y saltar, fue al patio. Allí vio el viejo balón de su hermano, y sigilosamente se acercó a él. Le dio una patada y hasta la hora de la merienda siguió jugando. Cuando su madre la llamó dejo el balón en el mismo sitio en el que lo había encontrado y mientras merendaban solos, Elena le contó a su hermano que había jugado con su pelota. Entonces Juan contesto:
-Te la puedes quedar, a mi ya no me interesa.
-Gracias-contesto Elena-tu te puedes quedar mi comba.
-Muchas gracias-dijo Juan-se la voy a enseñar a todos.
-¡No-contesto Elena rápidamente-se van a reír de nosotros.
-Tienes razón.
-Una cosa más;tampoco debemos contárselo a papá y mamá.
-¿Por qué?- preguntó Juan sorprendido.
-Porque papá esperaba de ti que fueras un gran futbolista-dijo Elena entristecida.
Llegó el día de Navidad. Elena decidida a no contárselo a sus padres bajó a la sala, allí encontró a toda su familia. Al rato bajó Juan. A diferencia a Elena él si quería contárselo a su padre. Así que le pidió un momento para hablar con él. Su padre muy ocupado dijo que no podía hablar porque estaba muy atareado preparando la noche.
El niño dijo que no podía esperar, lo soltó con tal grito que todos los invitados dejaron de murmullar. Elena antes de que su hermano dijera nada, dijo a su padre:
-¡No lo escuches, sólo dice tonterías!
-Pues ya somos dos porque yo he dicho a un mago que viniera y no ha venido aún -contestó su padre entristecido.
-Padre-dijo Juan muy seguro de si mismo-se que no soy mago-continuó- pero tengo una función preparada.
-De acuerdo-dijo Andrés (su padre ).
Juan subió al escenario antes de que Elena pudiera hacer algo. Entonces sacó la vieja comba de su hermana y empezó a saltar. Cuando acabo de hacer su show dijo:
-Hay una cosa más-dijo-Elena,¿puedes subir aquí?
Elena subió. Juan le dio el balón mientras volvía a guardar la comba. Elena hizo el truco que había aprendido en sus juegos. Luego,le preguntaron a su padre si estaba decepcionado. A esto les contestó:
-¿Yo?,estoy muy orgulloso de vosotros.
-Pero los niños no suelen saltar a la comba, y las niñas no suelen jugar al fútbol.-dijo Elena.
-¿Y eso quien lo dice?-preguntó Juan.
-Nadie es solo que los niños nunca han saltado a la comba y las niñas nunca han jugado al fútbol;pero en realidad;a los niños y niñas hay que tratarlos con igualdad.
Carolina Calvo González
lunes, 22 de febrero de 2010
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